Las Joyas de la Plata: Ourense
Hoy, como cada mañana de camino.
El peregrino se despertará esbozando un mapa mental, en el que proyectará la etapa, las posibles dificultades, las anticipación de la intendencia necesaria y una previsión meteorológica.
Haciendo un símil con el ciclismo, la etapa de hoy no es considerada como una de las etapas reina, más bien será una etapa de tránsito con, en principio, pocos aspectos destacables. Pero también, cómo ocurre en las grandes vueltas, este tipo de días pueden estar llenos de sorpresas que a la postre suman o restan en un resultado general.
A falta de una geografía contundente y hermosa, el camino puede llevarnos a encontrar paisajes humanos o etnográficos reveladores.
Y esto es una de las principales cualidades del camino que hemos emprendido, la capacidad incesante de sorprendernos, de ofrecernos nuevas oportunidades de crecimiento.
Recorrido corto y asequible en desnivel, veintidós kilómetros que comenzamos buscando la salida de Xunqueira.
Nos desplazamos hacia el centro del pueblo por la carretera y, antes de llegar al monasterio, un mojón nos propone abandonar la carretera y bajar hasta una fuente.
En este lugar existe una placa dedicada a Don Eligio Rivas Quintas, sacerdote, escritor y cofundador de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago.
Después de este hito, salimos de nuevo a la carretera y nos dirigimos hasta el cercano monasterio de Santa María la Real, declarado monumento nacional y de visita inexcusable.
Tras esta caminamos rumbo a la carretera OU-102, por la que va a transcurrir el grueso de nuestro recorrido, marcado por el asfalto y por la aparición constante de pequeñas aldeas y parroquias diseminadas a ambos lados de esta carretera.
Localidades como Outarelo, A Pousa o Salgueiros, que encontraremos en los primeros kilómetros y que visitaremos fugazmente.
Viviendas unifamiliares dispersas, algunos bares y tiendas, y un urbanismo anárquico que va trufando los campos de construcciones diversas. Y sí, esto también es camino.
Más allá de la belleza de grandes paisajes y pueblos con encanto, el camino ofrece también momentos más anodinos y prosaicos, y no está mal que lo haga, el contraste es lo le infiere su interés, lo que le otorga su fuerza.
No será hasta llegar a Seixalbo cuando llegaremos al lugar más bello y con más interés del recorrido.
Este pueblo, al sur de Orense, es uno de los lugares con más historia del municipio.
La localidad fue declarada Conjunto de Valor Etnográfico, y cuenta con impresionantes casas blasonadas y el aire típico del medievo, con un buen grado de conservación, además de rincones y calles esperando ser descubiertas.
La entrada en Orense, cómo en la mayoría de las grandes ciudades, es un rosario incesante de polígonos industriales por los que hemos de atravesar para, eso si, obtener un posterior premio en forma de una urbe llena de historia, cultura e interesante arquitectura.
