Las Joyas de la Plata: Fuente de Cantos
Fuente de Cantos, pinceles históricos.
De niño, en mi casa, cómo en todas las casas, mis padres guardaban una enciclopedia por tomos, la Gran Larousse Universal, pesada y de dudosa estética. Se apilaban los tomos en una estantería en alturas, de manera que los más accesibles eran los últimos, a partir de la S, por quedar en la zona más baja. El último, con la Z, siempre quedaba muy a mano. Lo abría en mis tardes ociosas, días de verano interminables, y leía sus entradas. La de Zurbarán era de lo más jugosa, porque venía ilustrada con representaciones de algunos de sus cuadros. Pero lo que más me llamaba la atención era el nombre de su lugar de nacimiento…Fuente de Cantos. Me sonaba bien ese nombre, y evocaba en mi imaginación paisajes lejanos y misteriosos. Hoy, cuando entraba en Fuente de Cantos, y descubría sus Joyas de la Plata, recordaba esa enciclopedia y daba gracias por haberla tenido cerca.
Las calles del pueblo son angostas y largas, de fachadas blancas y gratas de pasear, y aprovechamos la invitación a recorrerlas. Primero, lejos de su centro, con casas más humildes y bajas, desde las cuáles aún se puede ver mucho del campo que las rodea, un campo amplio y llano. pero a medida que nos vamos acercando a su plaza principal, el caserío se vuelve más noble y estilizado. En cualquier caso es un paseo que llena los sentidos. Así vamos avanzando por la céntrica y comercial calle Llerena, que nos hace desembocar en el auténtico foro público de Fuente de Cantos, la plaza de la Constitución.
En esta plaza, donde concurren las principales calles del pueblo, se encuentran su principal edifico civil, el ayuntamiento, y su referente religioso, la Parroquia de Nuestra Señora de la Granada. Del edificio original del siglo XV subsiste el enorme cubo, hoy conocido como torre vieja, que envuelve a la capilla mayor. Esta torre es visible desde cualquier punto del pueblo, cómo un faro elevado que sirve de referencia al paseante que levante la mirada y busque ubicarse.
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Aún así nos perdemos por sus rincones, llegando a la calle Aguilas y encontrando la casa Museo
de Zurbarán, una de las Joyas de la Plata en Fuente de Cantos. En esta villa el pintor pasó parte de su infancia y adolescencia, en un entorno que
marcó fuertemente su estilo, una visita a este centro nos ayuda interpretar su vida, circunstancias
y sobretodo su obra.
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Aún así nos perdemos por sus rincones, llegando a la calle Aguilas y encontrando la casa Museo de Zurbarán. En esta villa el pintor pasó parte de su infancia y adolescencia, en un entorno que marcó fuertemente su estilo, una visita a este centro nos ayuda interpretar su vida, circunstancias y sobretodo su obra.