Itálica, huella de presente

Situado en un ondulado alcor a las afueras de la localidad de Santiponce (Sevilla), el conjunto arqueológico de Itálica emergió ante mis ojos de forma majestuosa y sorprendente. Presentamos Itálica, Joya de la Plata.

Tras atravesar un pequeño control de acceso, donde se brinda la información necesaria para la visita, lo primero que llamó mi atención fue el imponente oasis cargado de sauces, frutales y fresnos que, a modo de recibidor, me invitaron a iniciar mi paseo con ofertas de sombra y soplos de aire fresco.

Me dirigí con determinación hacía el anfiteatro, los fantasmagóricos puzzles de piedra derruidos en su Porta Triumphalis atraen como un imán. Era esta la entrada que usaban los combatientes en los juegos, los pasos en silencio previos al ruido y al espectáculo.

Fue allí donde conocí a Lupe, vigilante del conjunto. Después de unos minutos de conversación circunstancial me dio la claves de una visita jugosa…. Primera hora de la mañana, solo y en silencio, los rasgos de lo que ella llamó el “visitante inteligente”. Así lo hice. En la vuelta triunfal por la arena del anfiteatro es imposible no sentir el rugir del público, imaginar las batallas libradas y palpar el ambiente festivo de la ciudad en sus días grandes. Una huella que aquí pesa cómo en ningún otro sitio del recorrido.

Si bien esta vista es quizás la más representativa, provoca congoja e inquietud su parte más intima, las galerías a pie de pista por donde se movían los gladiadores, a modo de burladeros monumentales. Se pasa así de la visión del espectador a la visión subjetiva del participante, y tu cerebro es un continuo caudal de preguntas acerca de quienes y cómo fueron aquellos que vivieron su esplendor.

Con el calor ya apretando me dirigí a la ciudadela, situada más al sur y en una parte más elevada.

Adornada con las figuras vigilantes y estilizadas de los cipreses, en esta zona se pueden ver los restos de las casas privadas y otras zonas de uso público, como las termas mayores y el Traineum.

Aparecen diseminados y hermosísimos los mosaicos que tanto ilustran las imágenes del conjunto y, de nuevo, una de las situaciones que hacen que el viaje te regale situaciones excepcionales. Con precisión milimétrica los arqueólogos trabajaban a pie de campo sobre uno de los mosaicos, limpiaban con pequeñas brochas los restos y se afanaban en retirar los restos de tierra que había sobre ellos.

Algunos visitantes seguían como espectadores sus pasos e incluso preguntaban sobre los pormenores del proceso. Un taller in situ al alcance de unos pocos afortunados que estaba ocurriendo allí mismo, sobre esa prominencia del terreno desde donde divisabas.

Santiponce y Sevilla, un lugar mágico.

La mirada lleva al visitante curioso a preguntarse por el entramado de oquedades que vertebran las calzadas, como capilares que recorren un cuerpo. Las aguas fecales y las sobrantes del acueducto se vertían en estas cloacas, visibles actualmente en los cruces de las calles, y que te invitan a pensar en aspectos menos prosaicos de la vida de estos antepasados. El paseo te invita a bajar plácidamente por la calzada hacía la puerta de salida; en esta época  del año cierran a las 14.30h. Cuenta, en las proximidades de esta puerta, con un pequeño  museo arqueológico con piezas y recreaciones para afinar en nuestra imaginación cómo eran  estos lugares en su época.

Ya en el exterior, Italica se despide con un ramillete de ventas a pie de carretera que, con sus  terrazas emparradas y sombreadas, nos sirven para digerir lo aprendido y disfrutado en este lugar que nos ha sorprendido desde el principio. 

Ahora que ya conoces más sobre esta Itálica , ¡anímate y ven a conocer esta Joya de la Plata en tu Camino de Santiago por la Vía de la Plata durante el Xacobeo 2021!