Las Joyas de la Plata: Ponte Ulla
Una etapa de nuevo larga y que nos servirá de puente entre provincias y comarcas.
En esta etapa nos uniremos a los peregrinos que vienen desde Ponferrada siguiendo el Camino de Invierno.
Serán alrededor de unos treinta y cinco kilómetros, con un recorrido agradable por el soberbio entorno por el que discurre, entrando ya en la provincia de A Coruña.
Hay una extraña desazón en el ambiente, no es una etapa más. Sabemos que estamos ya ante la penúltima etapa antes de llegar a Santiago, y esto nos provoca sentimientos contradictorios.
Decidimos poner en práctica lo aprendido, quedarnos con el aquí y ahora, y disfrutar de esta etapa de presente que nos llenará de nuevas emociones y conocimientos.
Así que avanzamos decididos desde A Laxe, por esta tela de araña de pequeñas poblaciones separadas por muy poca distancia.
Prado a poco más de dos kilómetros nos da la primera bienvenida de la etapa y nos sirve cómo presentación. Y a muy poca distancia nos encontraremos con el histórico puente de Taboada, considerado uno de los hitos de este camino.
Claro, no es un puente cualquiera. Nos ayuda a sortear el río Deza y lo lleva haciendo nada menos que desde el año 950, con una increíble construcción de piedra en sillares. Es un lugar con magia, un oasis de silencio solo roto por el rumor del agua y nuestras propias pisadas.
Hay que pararse y contemplarlo, no todos los días se atraviesa (de forma literal) un trozo de historia. Y nos sirve de enlace con Silleda, nuestra próxima parada.
La naturaleza se sigue mostrando aquí esplendorosa e invita de forma constante a su contemplación.
Y así, como si nada, con toda su envergadura y belleza, aparece ante nosotros el conjunto religioso de Abades.
Iglesia románica, Santuario neoclásico y cruceiro en un entorno fascinante, en la parroquia de Silleda. Preside un pequeño valle desde su posición, desde el que se divisan un sin fin de casas desperdigadas por el paisaje, actuando de atalaya y guía.
Le dedicamos un tiempo para contemplarla y tomar un respiro antes de continuar camino. No hay desniveles de consideración, pero el continuo sube y baja empieza a dar señales a nuestras piernas.
Atravesamos en fluido caminar San Fiz y muy pronto llegamos a Bandeira, otro de los minúsculos núcleos que nos encontraremos.
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Nos encontramos en una posición envidiable para nuestro último día, apenas unos 16 km nos separan de la catedral de Santiago.
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Nos encontramos ahora mucho más cómodos, aprovechando la bajada que busca la cuenca del río Ulla.
Allí, una vez cerca del cauce, nos encontraremos con la esbelta figura de su puente, también conocido cómo de Gudián.
Un puente ferroviario que se erige a 90 metros de las aguas y que conecta las dos provincias gallegas.
Su ubicación, en un entorno privilegiado, es uno de los platos fuertes de la etapa, a la que ya van quedando poco recorrido.
Una vez repuesto de esta maravillosa fotografía desde su mirador, comenzamos nuestro último esfuerzo hasta la localidad de Outeiro, a apenas unos kilómetros.
Allí buscaremos descanso en su albergue municipal. Nos encontramos en una posición envidiable para nuestro último día, apenas unos 16 km nos separan de la catedral de Santiago, con la que hoy soñaremos.