El 1 de noviembre se celebra la continuidad de la vida tras la muerte. El día en el que la tierra y el cielo se une en uno sin ningún tipo de barrera 

Hay muchas formas de recordar a nuestros seres difuntos, al igual que siempre es buen momento para hacerlo. Si es cierto que, hay determinadas fechas, en las que su recuerdo se hace más presente. Algunas como cumpleaños, aniversarios, navidades o vacaciones de verano. Tampoco pasan desapercibidos durante la festividad de Todos los Santos, dedicada únicamente para ellos, para los difuntos. 

Aunque hayamos incorporado Halloween a nuestro calendario como una fiesta más, la verdadera conmemoración llega al día siguiente. El 1 de noviembre, la tradición marca la agenda del día. En cada lugar con la suya propia, la población lo celebra siguiendo alguna costumbre de épocas inmemoriales. Es más, es el momento en el que los rituales alcanzan una doble importancia o significación. A lo largo del Camino de la Plata, conoceremos algunos de ellos. 

El día de Todos Los Santos, los cementerios se llenan de flores y de velas

que llevan los familiares a sus seres queridos, aquellos que han perdido.

Es el día del reencuentro

En Santiago de Compostela, la festividad se alarga en el tiempo durante los dos primeros días de noviembre, en los que el Cementerio de Boisaca se viste de flores para la ocasión. Junto a las visitas tradicionales, otra de las costumbres que se siguen haciendo en la capital gallega es disfrutar de dos deliciosos dulces típicos, como son los huesos de salto, elaborados con mazapán y rellenos de cabello de ángel o dulce de yema, y los buñuelos fritos. 

Además, esta fecha da el pistoletazo de salida a Magosto, más bien conocida como la fiestas de la castañada en toda la comunidad. Siguiendo la tradición, durante todo el mes de noviembre, los gallegos se dan cita al calor de las hogueras, en las que asan castañas mientras escuchan música tradicional.  

En muchas zonas de Extremadura, se sigue la tradición de ir caminando al cementerio desde la población vecina. Durante el trayecto, los caminantes van degustando los frutos secos de la época, como son las castañas, las nueces o los cacahuetes, entre otros, convirtiéndose en una auténtica comilona en medio del camino. Otra tradición es la de pasar el día completo en el campo. En algunas ocasiones, se organizan acampadas que se prolongan durante todo el puente festivo. 

En la provincia de Sevilla, aún continúan vivas algunas tradiciones celebradas el día de Todos los Santos, cuyo origen se remonta a épocas pasadas. Por ejemplo, en El Ronquillo tiene lugar La Cachetía, que consiste en que los niños, mientras cantan la canción tradicional,  van puerta por puerta pidiendo a los vecinos, que deben estar provistos de productos típicos como son nueces, almendras, castañas, caramelos, granadas, manzanas o naranjas En Benacazón, el día de “To Santo” es motivo para pasar en el campo, en el que los niños plantan un arbolito, que les han dado en el colegio, para celebrar la vida.

En Salamanca, el día de Todos los Santos también es motivo para la degustación de los productos tradicionales. Junto a los dulces típicos, en los que las rosquillas de anís se llevan todo el protagonismo, los salmantinos dejan un hueco en el estómago para saborear las deliciosas patatas asadas en carbón. 

Los zamoranos son más rituales. Durante este día, las Cofradías de las Ánimas organizan procesiones por los distintos cementerios locales, acompañados de velas mientras rezan, por el camino, el rosario por sus difuntos. 

Da igual el lugar, da igual el origen, da igual el motivo,  la festividad de Todos los Santos se considera un día para conmemorar. Es el momento para  celebrar la continuidad de la vida tras la muerte, algo que solo se consigue con amor, mucho más fuerte cuando es hacía un familiar. Aunque físicamente no estén entre nosotros, siempre permanecerán en nuestra memoria. 

Y tú, ¿cómo vas a pasar el día de Todos Los Santos?