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El juego de la Oca de Santiago de Compostela

Si por algo se caracteriza el Camino de Santiago, a parte de por su belleza singular y única, es por su misterio. La curiosidad envuelve de intriga todo su recorrido. Como en una especie de yincana, los peregrinos y los turistas van descubriendo cada uno de los secretos ocultos a la vista de los demás.

Hacer el Camino es sinónimo de jugar. Aunque hay muchas formas, existe un juego por excelencia. Uno en el que no tendrás que mover los pies. Uno de los favoritos por todos durante la infancia. Uno de mesa que recibe el nombre de un animal. Uno en el que los dados conceden un pequeño balls antes de continuar. Uno en el que la literatura se funde en toda sus casillas, proporcionándonos rimas fijadas en la memoria para siempre. Así es, este no es otro que el famoso y tradicional juego de la Oca. 

 

Lejos de la tierra, las piedras y el asfalto, este camino se realiza sobre un tablero de madera. El peregrino debe completar las 63 etapas antes de llegar a la Catedral. Cada una de ellas pone nombre a los distintos lugares significativos del camino, con ciertas reglas a cumplir. Toda una aventura para los peregrinos entre puentes, laberintos y cárceles.

El origen de la Oca

 

Existen tantas teorías sobre su origen como casillas en el tablero. El Camino de la Oca se convierte en un mapa encriptado y simbólico sobre el Camino de Santiago, en concreto sobre su itinerario Francés. También puede llegar a representar un viaje de este a oeste, tal y como ocurre con el Camino de las Estrellas. 

Sin embargo, la explicación más famosa de todas es la protagonizada por la Orden de los Temples. Según cuenta la leyenda, el juego fue inventado por esta cofradía, conocidos como los protectores de los peregrinos. Eran los encargados de acompañarlos en su camino hacia ciudades santas como Santiago, Roma o Jerusalén. 

Pero su vinculación con la Orden no termina ahí. A lo largo del tablero, en cada casilla, hay un símbolo cuyo significado estaba impuesto por los templarios. Solo ellos conocían su verdadera explicación. Eran símbolos de los más sencillos, asequibles para los caminantes, y fáciles de recordar por su trasmisión oral. 

Que el nombre del juego corresponda con el de la oca, tampoco es casualidad. Para la Orden de los Templarios, este animal es sinónimo de sabiduría, de inteligencia, protagonizando una fuerte presencia. Además, Galicia cuenta con una gran cantidad de territorios que hacen honor a este animal, como Villafranca de Montes de Oca, El Ganso, Ocón o Puerto de Oca, entre otros. 

De oca a oca, y tiro porque me toca. De casilla en casilla, hasta llegar a la última final, donde la Catedral de Santiago nos da la victoria en el juego, una vez más.

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