Con nuestros trucos, conseguirás que tu mochila sea la mejor de todo el Camino de la Plata

Cuando pensamos en el Camino, lo primero que se nos viene a la mente no es otra cosa que su recorrido, sus centenares o incluso miles de kilómetros que lo componen. La mochila es la otra gran consideración. Lejos de la realidad, más que ser una traba, se convierten en el gran acompañante del peregrino, su gran apoyo. Como es de imposible pensar en el Camino sin los peregrinos, lo mismo es imaginar a un caminante sin su mochila. 

Pero para que su unión sea perfecta, es necesario que esté preparada de la mejor forma posible. La ley de lo justo debe ser aplicada por los peregrinos. Pero además, es necesario tener en cuenta una serie de recomendaciones, que te proporcionaremos con nuestra lista de consejos. Quédate con nosotros para saber todo lo necesario a la hora de prepararla. 

1. Escoge una mochila adecuada 

Lo más importante que debes tener en cuenta a la hora de elegir una mochila es la comodidad. Las anatómicas pueden ser las más confortables del mercado, debido a su capacidad de amoldarse a la figura del cuerpo. También son las más ligeras. Para que no sea demasiado pesada, lo ideal es que no supere los 35 o 45 litros de capacidad. Por eso, debes pesarla y probarla antes de emprender el Camino, y saber así si es o no la correcta. 

2. Los pasos previos  

Para saber si una mochila es la adecuada, lo suyo es probarla antes de hacer el camino. Primeramente, se debe pesar para conocer su peso correcto. Si está entre los parámetros aconsejados, el siguiente paso es probarla. Vacía, sin nada en su interior, se ata a la cintura, dejando libres los hombros. Si se mantiene rígida es buena. 

3. Lleva el equipaje imprescindible 

A la hora de escoger la ropa, decántate por lo justo y necesario. “Los por si acaso” no son válidos para el peregrino. Todo lo que eches de más en la mochila, aumenta su peso, dificultando el proceso. Así, escoge ropa de fibra que no sea muy pesada.

4. No olvidar los accesorios 

Es importante hacer una lista con todos los complementos necesarios. En la mochila debemos meterlos todos ellos, desde el bañador, las chanclas y la toalla para la hora de la ducha, hasta la esterilla y el saco de dormir, sin obviar la cantimplora, la ropa interior y el cargador, entre otros.

5. El botiquín sanitario no puede faltar

El Camino es un reto duro, una aventura difícil. Las ampollas van de la mano -o más bien, en el pie- de todos los peregrinos. No se concibe un camino, sin estas heridas. Por lo que es casi una obligación llevar los recursos sanitarios para poder curarlas. Las tiritas, las vendas, el agua oxigenada o el betadine son algunos de los productos sanitarios que deben estar en la mochila de un peregrino. 

6. Una buena organización 

Hacer la mochila es un paso de lo más relevante. No es la cantidad, sino la forma en la que estén ordenadas los elementos que se van a llevar. De mayor a menor, lo ideal es ubicar los objetos pesados en la parte de abajo para que actúen así como una base. Por ejemplo, podemos colocar la bolsa de aseo en la parte inferior. Así, conforme avance en su tamaño, se van ubicando el resto de obsequios, como pueden ser la toalla y las chanclas, la ropa de abrigo, los pantalones y el resto de camisetas de menor peso y tamaño. El saco de dormir va atado en la parte superior de la mochila. Y los bolsillos pueden ser usados para dejar los complementos y accesorios más pequeños.  

La mochila puede marcar el devenir del camino. Por lo que todo lo que pueda mejorarla, siempre será un alivio. Estos consejos serán de gran utilidad para los peregrinos. Una vez explicada la teoría, ahora queda aplicarla. Es el turno de los caminantes.

Apúntalos bien y tenlos presentes cuando vayas a hacer la mochila