Leyendas de la Catedral de Zamora
La Catedral de Zamora y sus leyendas son un importante icono del románico zamorano.
La Catedral de Zamora, famosa por su cimborrio de origen bizantino y por albergar en su interior muestras de arte realizadas en los siglos XV y XVI, esconde además leyendas y misterios. ¡Desde la cabeza petrificada de un ladrón hasta una momia!
Hoy, nuestra centinela Mercedes Ortiz, o como ella dice, Merche para los amigos, nos cuenta todas las leyendas de la Catedral de Zamora desde la oficina de turismo:
La Cabeza de Piedra
Empezamos por la portada de la Catedral. Aquí, prestamos atención y buscamos la Cabeza de Piedra.
Dicen que la cabeza piedra corresponde al ladrón Diego de Alvarado. Cuentan que Diego entró en el interior del templo durante las obras para hacerse con los fondos de la construcción.
Sin embargo, cuando quiso salir por la ventana, ésta se estrechó y le aprisionó la cabeza. Un maestro cantero ordenó separar el cuerpo con un hacha y dejar allí la cabeza como escarmiento. La cabeza, con el paso del tiempo, se petrificó, aterrando a todos cuantos se acercaban a verla.
Cristo de las Injurias
Avanzamos y entramos al interior de la catedral, donde descubrimos más leyendas. Ahora, buscamos la capilla de San Bernardo que alberga al Cristo de las Injurias.
¿Sabes que está tallado de manera tan real que si te pudiera asomar a la boca podrías ver la campanilla? Unos dicen que su nombre procede de las blasfemias que le dedicaban los musulmanes allá por tierras granadinas, de donde procede.
Asegura una leyenda que un día, Tomás, un mozo pendenciero, que llevaba una vida de exceso, maldad y vicio, se plantó frente a la imagen y le gritó al cristo: ¡Cristo de las Injurias! ¡Si veo en tu corona una espina de mis pecados, creeré en Ti!
Cuando el mozo iba a marcharse, un relámpago iluminó la estancia, una fuerza misteriosa tiró de él, y su rostro desencajado de terror vio como una espina grande por encima de la ceja izquierda traspasaba la piel del Señor.
Y es que se dice que “los pecados de los hombres son injurias al Señor. Esos pecados son espinas que hacen sangrar su divina cabeza. No peques nunca si no quieres añadir una espina más a esa punzante corona”.
La Cruz de Carne
Llegó el momento de buscar la reliquia de la Cruz de Carne, en la capilla de Santa Inés. Cuentan que esta reliquia fue entregada por un ángel a Fray Ruperto, monje de la orden de San Benito.
Fray Ruperto rogó al Altísimo para que acabase con la peste que asolaba Zamora.Y, Dios le dijo que mientras se conservase esta cruz la ciudad no padecería mal alguno.
Ese mismo día, se celebró una procesión por toda la ciudad portando la cruz salvadora. Al parecer, a lo largo del recorrido se fueron produciendo numerosas curaciones espontáneas. Y una vez sanados todos los apestados, la enfermedad abandonó Zamora.
La Momia de Santa Benigna
Otro secreto que esconde la Catedral de Zamora es la Momia de Santa Benigna. Es el cuerpo momificado de una niña que en documentos antiguos figura como Santa Menina, es decir, Santa Niña.
Lo que mejor se conserva son las manos y los brazos. Tiene un paño puesto sobre las manos porque antaño existía la creencia de que seguirían creciendo las uñas y el pelo.
De hecho, la gente quedaba muy impresionada al ver que tenía las uñas tan largas, y es por esto que las cubrieron.
Sin embargo, con el tiempo se demostró que no era así, puesto que el pelo es postizo y lo que se tenía por uñas eran, en realidad, los restos de una vieja palma, símbolo del martirio.
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