Los tradicionales dulces estepeños son conocidos a nivel mundial por su riqueza, que además atrae a miles de visitantes a conocer su historia, los obradores y la ciudad en general

Hay un lugar de España en el que la repostería navideña no entiende de fechas. Aunque en el resto, los polvorones solo tienen cabida en Navidad, allí podemos comerlos durante los 360 días del año. Su fama ha sobrepasado sus límites fronterizos, incluso los andaluces o los españoles. Desde todas las partes del país, llegan turistas para saborear tal manjar. Los mantecados de Estepa son capaces de cautivar nuestro paladar una vez tras otra más. 

El pueblo sevillano es conocido a nivel mundial por su repostería navideña. Bien por su riqueza o por su trayectoria, se ha convertido en todo un potencial turístico que atrae a miles de visitantes durante todo el año, y con más valor y significado durante la Navidad. En estas fechas tan señaladas, los estepeños ofrecen un mantecado a todo aquel que pasea por sus calles. 

La historia de Estepa va unida a la de su confitería. Durante toda su trayectoria, los mantecados han sido el objeto denominador de muchos de los episodios más importantes que ha vivido. Es más, durante la época colonial, llegaron a viajar hasta las Américas. 

Las primeras referencias sobre los dulces estepeños sitúan su origen en torno al siglo XVI, de la mano de la Órden de Santiago. Su historia está relacionada con la de los alajúes, los precedentes de los actuales turrones fabricados por los árabes en torno al siglo XVII. También, aparecen en los recetarios chocolateros de la misma época. Sin embargo, su verdadera fama no llegó hasta el siglo XIX, cuando empezaron a comercializarse. 

La historia de La Colchona

Los mantecados de Estepa le deben toda su importancia a Micaela Ruiz Téllez, conocida popularmente como “La Colchona”. La estepeña era una de las encargadas de las matanzas de cerdos invernales en las casas señoriales. Con la manteca sobrante, elaboraba los mantecates. Micaela innovó la receta tradicional con la intención de acabar con su sequedad. Al conseguirlo, decidió venderlos en las rutas que realizaba su marido como transportista. Casi inconscientemente, abrió un mercado por las distintas provincias andaluzas. La fama que consiguieron en toda Andalucía, les llevó al matrimonio a abrir un obrador. Así surgió La Colchona, la fábrica más antigua de Estepa. 

Junto a ella, hoy son 22 fábricas y obradores que se dedican a la elaboración de más de 20 toneladas de mantecados. Además, muchos de ellos cuentan con el sello de Indicación Geográfica Protegida, que reconoce y protege su singularidad de la competencia. 

Pero la fama de Estepa no solo se expande al exterior, también se queda en el municipio, atrayendo a miles de turistas al año. Para descubrir su historia, conocer los obradores y probar los tradicionales dulces de navidad, unas 25.000 personas visitan el municipio sevillano al año. Además, de paso se hacen con suministro de todo tipo con los que pasar la Navidad más dulce. 

Bajo el legado de “La Colchona”, los confiteros estepeños innovan la receta tradicional para obtener una mayor variedad. A los típicos de almendra, canela o aceite de oliva, entran en competencia los mantecados recubiertos de chocolate, los polvorones, los alfajores o las hojaldradas, con diferentes tipos de rellenos y recubiertos. Por mucha innovación, toda la importancia en Estepa se lo llevan los mantecados del horno de leña. Frente a lo tradicional, no hay nada mejor.

Ni lo pienses, saborea la dulzura de los mantecados de Estepa