Volveremos con más fuerza y pasión. Volveremos a comenzar nuestra propia carrera oficial y a emocionarnos kilómetro a kilómetro. Volveremos a sentir cada pisada con ilusión hasta llegar al final. Abrazando el sudor del esfuerzo y las lágrimas de emoción.

La Semana Santa de Sevilla es una de las semanas más especiales y emotivas del año. Sevilla, donde nuestro camino hacia Compostela comienza, al igual que el camino de muchos penitentes durante esta semana. Sin embargo, el recorrido hacia la catedral de Sevilla se paraliza de nuevo.

Otro año que se repite como un mal sueño. Parece que nos hemos dormido en una pesadilla permanente de la que no queremos despertar. Paseas por las calles del centro y comienzas a ver como los balcones se engalanan para un paso de palio que no pasará, al menos, durante este año.

Te entristeces pensando que otro año más, no habrá túnicas colgadas en los picaportes de las puertas o armarios.

No habrá familias enteras compartiendo esa ilusión de que un nuevo miembro procesione por primera vez en esa hermandad en la que llevan toda una vida.
Esa nostalgia te invade, y no puedes evitarlo. Te emocionas cuando pasas por la catedral y no ves las sillas que caracterizan la famosa carrera oficial.

Y es que, nadie imaginó nunca que marzo de 2020 se volvería a repetir un año después. Que no sentiríamos la emoción de las bullas, de las bandas de cornetas y tambores, o de esas ‘levantás’ que te dejan los ‘vellos de punta’. 

Nadie se imaginaba jamás que no volveríamos a ver salir  las Esperanzas que aguardan año tras a año a su camino hasta la catedral.

Al igual que nosotros, peregrinos, que aguardamos con ansias, o, más bien, como agua de mayo, el volver a peregrinar sin miedos. Comenzar  nuestra propia carrera oficial y emocionarnos kilómetro a kilómetro hasta llegar a Santiago.

Sé que es difícil, pero no te desanimes, porque volveremos. Volveremos con más fuerza y pasión. Sintiendo cada pisada con ilusión hasta llegar al final. Abrazando el sudor del esfuerzo y las lágrimas de emoción.

Te aseguro, que al igual que las calles de la capital andaluza volverán a engalanarse para recibir a sus hermandades procesionando en su semana grande, nuestro camino cogerá más fuerza cada vez. 

Porque nosotros somos la vida y la esperanza del mismo. Porque al igual que volveremos a ataviarnos con nuestras túnicas, volveremos a coger nuestras mochilas para seguir nuestra propia carrera oficial hasta Santiago de Compostela. 

Recordemos entre todos nuestra Semana Santa más especial. Déjanos un comentario, te leemos.