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Testimonio Centinelas: Ana Laura Desimone

Ana Laura participa como Centinela del Camino desde que conoció el proyecto por primera vez. Enamorada del camino y de las experiencias que ha vivido en él, Ana Laura viajó desde Argentina, su lugar de nacimiento y residencia, para descubrir las maravillas que le esperaban en el Camino.

 

Ella conoció el Camino de Santiago gracias a la Asociación de Amigos del Camino que tiene representación en Buenos Aires, quienes le facilitaron toda la información que le sería útil para embarcarse en esta magnífica aventura ella sola.

 

Tal fue su conexión con El Camino que años más tarde decidió volver a emprender una nueva ruta con destino a Santiago, esta vez con un proyecto en mente: registrar el recorrido en un cuaderno de dibujos que más tarde convertiría en un blog y que está en proceso de edición para ser publicado como libro. Además, no dudó en convertirse en Hospitalera de un albergue de Grañón en el Camino Francés, lo que le abrió las puertas a conocer a multitud de otros peregrinos que compartían su pasión por el Camino, y al amor de su vida.

 

Os dejamos aquí el testimonio de Ana Laura Desimone, Centinela del Camino, desde Argentina.

El Camino de Santiago resultó ser una caja de sorpresas. Tanto fue así que un desvío espontáneo, una parada rápida y no planeada en un pequeño pueblo de La Rioja, terminó por llevarme a cambiar de continente por amor.

 

Soy de Argentina, y fue en octubre de 2017 cuando recorrí por primera vez el Camino Francés. En ese momento trabajaba como arquitecta en una empresa constructora y me gustaba hacer algunos de mis viajes en solitario. Por eso, para mí fue natural planear el Camino de Santiago de esta manera, aunque se tratara de un viaje que desbordaba “lo normal” al no ser muy conocido dentro de mi entorno.

 

El plan me resultaba fascinante, por haber estudiado su historia desde la Facultad de Arquitectura y por tener la posibilidad de atravesar España a pie, nada menos, aunque mis conocimientos sobre senderismo fueran casi nulos.

 

Decidí recorrer gran parte del Camino Francés alojándome siempre en albergues de peregrinos, sabía que de esta forma iba a encontrar más momentos en común con otros viajeros. Además, quería experimentar el uso de las cosas indispensables llevando la mochila siempre conmigo y depender sólo de mi cuerpo para llegar a destino.

 

Empecé, y en menos de una semana ya me había integrado en un grupo de 6 personas que venían de diferentes países. Todos habíamos empezado solos, pero espontáneamente nos fuimos juntando y llegamos juntos hasta Burgos. Allí retomé el sendero de nuevo sola, y en el mismo día comenzó a formarse otro grupo.

 

Esa complicidad y confianza que existe entre los peregrinos, generada tan espontáneamente y en tan poco tiempo, fue lo que más me impactó del Camino de Santiago, a la par de esa rutina nómada y de tanta cultura y naturaleza siempre alrededor. Por eso, antes de llegar a Santiago de Compostela ya tenía decidido que iba a volver a recorrer el Camino en cuanto fuera posible.

 

Volví en abril de 2019, nuevamente sola.Esta vez planeé un proyecto en el que registraría todo el recorrido en un cuaderno de dibujos, con un blog a la par, para luego publicarlo como libro. Se trataba de un proyecto de tres meses, por lo que renuncié a mi trabajo para llevarlo adelante. Antes de empezar el recorrido en Saint Jean Pied de Port, trabajé como hospitalera en el albergue de Grañón y luego hice el Camino Francés completo.

 

En esta ocasión conocí también a muchos peregrinos y comenzamos a formar un grupo de 10 personas de 9 países diferentes, incluyendo a Pedro, que venía de Portugal. También viajaba solo y nos caímos bien, así que empezamos atener pequeñas rutinas propias mientras seguíamos a la vez con el grupo. Día a día todo se fue desarrollando.

 

Después de llegar a Finisterre, nuestros planes eran similares, aunque él volvía a trabajar, yo iba a continuar por el Camino Portugués, desde Porto hasta Santiago. Entonces nos volvíamos a encontrar cada fin de semana mientras yo estaba en el Camino. Cuando terminé, recorrimos juntos un poco más de Galicia y de Portugal. Volví a mi casa y cuatro meses después nos volvimos a encontraren Buenos Aires, y ahí mismo nos comprometimos. Tiempo después viajé a Portugal para empezar a vivir juntos y, mientras mi libro se encuentra en proceso de edición, estamos planeando nuestra boda para el año que viene, con la luna de miel en el Camino de Santiago.

¿Y tú, has hecho el camino o conoces a alguien que lo haya hecho? 

¡Cuéntanoslo en los comentarios!

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